Tras la marcha de Ana, Alberto ha aceptado la propuesta de Gerardo de casarse con su hija Cristina, aunque la verdadera intención del joven director de las galerías es anular el compromiso en cuanto el negocio vaya mejor y así poder recuperar a su verdadero amor, Ana.
Mientras tanto, en las galerías, Max, el nuevo dependiente, trae consigo ciertos recuerdos de un pasado que Doña Blanca ocultaba hasta ahora.
Quien no oculta nada es Mateo, que se siente atraído por su joven secretaria y no dudará en esplegar sus armas de seducción para conquistarla.